Hace unos días, paseaba yo con mi perro, cuando de pronto empezó a llover copiosamente; uno de esos chaparrones que de vez en cuando nos sorprenden desagradablemente. Intenté taparme la cabeza con mi chaqueta, cuando de pronto un caballero se acercó a mí, corriendo bajo la lluvia y ofreciéndome un paraguas. Le respondí que no se preocupara que vivía cerca, pero él muy cortésmente insistió en que me había visto al pasar con su furgoneta, se había dado cuenta de que llevaba dos paraguas y rápidamente aparcó y vino corriendo a regalarme uno.
Aquello me alegró el día y me recordó que afortunadamente, aún quedan caballeros por el mundo que son capaces de perder unos minutos de su justo tiempo para brindar su paraguas a una persona desconocida a la que ha sorprendido un chaparrón!!! Muchas gracias, caballero, allí donde estés!